Elimina la papada y siente que tus complejos desaparecen
A medida que pasa el tiempo hay un deterioro de las fibras de colágeno y de elastina que sostienen la piel del cuello, tener papada no siempre es un signo de envejecimiento.
“De hecho”, aclara el doctor Antonio de la Fuente, Jefe de la Unidad de Cirugía Plástica del Hospital Ruber Internacional y director de Clínica de la Fuente, “es uno de los motivos más frecuentes por los que un joven acude a una consulta”.
En concreto, especifica la Doctora Gema Pérez Sevilla, podríamos diferenciar tres tipos:
- “hay una genética, que depende de la forma anatómica del cuello. Aparece en las personas que tienen floja la musculatura de la boca y el hueso hioides adelantado con respecto al mentón.
- Otra constitucional, en la que existe una predisposición a acumular tejido adiposo: se nace con esa papada, se atenúa en el desarrollo y vuelve a marcarse en la treintena.
- Y luego está la asociada a una piel envejecida.
Cuida todos los frentes: elimina la papada
Mantener la calidad de la piel es fundamental para controlar la progresión del doble mentón.
“Una superficie cutánea elástica, hidratada y protegida hace de ‘faja’ para evitar que los tejidos profundos tiendan a caer”, explica la Dra. María Rosa García Maroto, Directora del Departamento de Medicina Estética de Clínica de la Fuente.
Aun así, cada tipología se ve afectada más por unos ‘descuidos’ que por otros. “La primera sufre ante cualquier cambio muscular. Por ejemplo, la aparición de las bandas platismales como consecuencia de la falta de tonicidad del músculo platisma, ocasiona un empeoramiento estético visible. A la segunda le afecta el sobrepeso y la última acusa la falta de mimos cosméticos”, precisa la cirujana maxilofacial Gema Pérez.
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