Estamos acostumbrados a proteger nuestra piel de los rayos solares, sin embargo, la sociedad aún no es plenamente consciente de cómo influye la contaminación en el envejecimiento de la piel.
En efecto, durante los últimos años, numerosos estudios han demostrado que la contaminación ambiental favorece la hiperpigmentación, el envejecimiento prematuro y la sequedad de la piel.
No es una mera coincidencia que las personas que viven en ciudades donde los niveles de contaminación son mayores tengan más riesgo de enfermedades cutáneas.
La revista líder en el campo de la dermatología, Journal of Investigative Dermatology, ha publicado un estudio al que se sometieron 400 mujeres del norte de Europa que demuestra que la exposición a la contaminación contribuye fundamentalmente a la hiperpigmentación, es decir, a la aparición de manchas oscuras causadas por el aumento de la melanina.
También está comprobado que las personas que viven en zonas más contaminadas tienen la piel más deshidratada, lo cual intensifica la creación de arrugas y da lugar a surcos más marcados.
¿Cómo podemos frenar los efectos de la polución que aceleran el envejecimiento de la piel?
El nivel de estrés del día a día y nuestro estilo de vida van a determinar, en gran parte, el envejecimiento de la piel. Los tubos de escape de los coches, el humo del tabaco, los metales pesados y las partículas en suspensión son nuestros principales enemigos.
Te recomendamos cuatro consejos indispensables para mitigar sus efectos:
1. ¡Limpia bien tu piel!
Haz la prueba, no te maquilles en todo el día y cuando llegues a casa pásate un algodón por el rostro y el cuello. Siempre encontrarás restos de suciedad y en gran parte se deben a la contaminación ambiental.
Para eliminar estas partículas contaminantes es fundamental que limpiemos en profundidad la piel por la noche, especialmente si hacemos ejercicio en el exterior.
Cuando retiramos las impurezas y eliminamos las células muertas conseguimos oxigenar la piel. De esta forma, ¡el rostro gana frescura y luminosidad!
2. Usa protección solar también en invierno
La piel requiere un fotoprotector los 365 días del año, aunque esté nublado.
Necesitamos proteger nuestra piel con un filtro solar que nos proteja de los rayos UVA, UVB, los infrarrojos y, por supuesto, de los efectos negativos de la luz azul, puesto que pasamos gran parte del día delante de pantallas y dispositivos eléctricos.
Además, es esencial que nuestro protector también nos defienda de la contaminación y fortalezca la barrera epidérmica natural gracias a principios activos antioxidantes.
3. Lleva una dieta rica en alimentos antiinflamatorios y antioxidantes
La dieta mediterránea, rica en verduras, frutas, legumbres y hortalizas, es una gran aliada para reducir los daños que la contaminación genera en nuestra piel.
Los alimentos que poseen antioxidantes y vitamina C, como los cítricos, el tomate, el brócoli o los frutos secos, nos ayudan a paliar los efectos nocivos de la polución. Asimismo, los frutos del bosque, la cúrcuma y los vegetales de hoja verde destacan por su poder antiinflamatorio.
Otro secreto es el consumo de vitamina E, que podemos encontrar en el oro líquido de España: el aceite de oliva.
4. Usa cosméticos antioxidantes contra los radicales libres
La OMS ya ha advertido que la contaminación afecta a 7.000 millones de personas, este problema se ha convertido en una prioridad para las firmas cosméticas que ya han lanzado diferentes cremas y sérums para minimizar su impacto en la piel.
Opta por cosméticos que aporten vitamina C y ácido ferúlico para combatir los radicales libres y dar luz a tu rostro.
No existen escudos cien por cien eficaces contra la contaminación, pero si seguimos esta sencilla rutina estaremos protegiendo a nuestra piel de las agresiones externas.
¿El resultado? Un aspecto más descansado y luminoso.