La osteoporosis es una condición silenciosa que afecta a millones de personas en todo el mundo, especialmente a mujeres a partir de los 50 años. En la mayoría de los casos, se asocia con fracturas óseas, pérdida de estatura o fragilidad… pero pocas veces hablamos de cómo afecta también a la cara.
Sí: con la edad y la pérdida de masa ósea, nuestro rostro también cambia, y lo hace de formas que van más allá de la piel. En este artículo te explico qué es la osteoporosis, por qué se vuelve más común tras la menopausia, cómo influye en el envejecimiento facial y qué podemos hacer para prevenir y compensar sus efectos.
¿Qué es la osteoporosis y por qué afecta más a las mujeres?
La osteoporosis es una enfermedad en la que los huesos pierden densidad y calidad, volviéndose más porosos, frágiles y propensos a fracturas. Aunque es una condición silenciosa, sus consecuencias pueden ser graves.
A partir de los 50 años, el riesgo aumenta considerablemente, sobre todo en mujeres, debido a la pérdida de estrógenos tras la menopausia, una hormona clave para el mantenimiento óseo.
- Se estima que 1 de cada 3 mujeres mayores de 50 sufrirá una fractura por osteoporosis en algún momento de su vida.
- En muchos casos, el deterioro óseo ya ha comenzado antes de que aparezcan síntomas evidentes.
¿Qué factores aumentan el riesgo de osteoporosis después de los 50?
- Menopausia precoz o abrupta
- Sedentarismo y falta de ejercicio de fuerza
- Déficit de vitamina D o calcio
- Dietas restrictivas o trastornos alimentarios en el pasado
- Historia familiar de osteoporosis
- Consumo crónico de corticoides u otros medicamentos
- Bajo peso corporal o masa muscular reducida
Todo esto hace que la osteoporosis en mayores de 50 años no solo sea común, sino una preocupación creciente entre mujeres sanas que desean mantener su autonomía y calidad de vida a largo plazo.
¿Cómo afecta la pérdida ósea al rostro?
Este es un punto del que rara vez se habla, pero que observo con frecuencia en consulta: el envejecimiento del rostro no depende solo de la piel. La estructura ósea también cambia, y la pérdida de densidad ósea en la cara acelera y agrava los signos visibles de la edad.
Algunos de los efectos más habituales son:
- Hundimiento de las sienes y la zona infraorbitaria (debajo de los ojos)
- Retracción del maxilar y mentón, que cambia el perfil y acentúa los surcos nasogenianos
- Descenso del pómulo por pérdida de soporte óseo y graso
- Flacidez más marcada por falta de anclaje de los tejidos blandos
Estos cambios no solo tienen impacto estético, sino también funcional: desde mayor riesgo de traumatismos faciales hasta alteraciones en la mordida o pérdida dental si hay deterioro mandibular.
¿Se puede prevenir o tratar esta pérdida?
Afortunadamente, sí. Y debe abordarse desde una perspectiva global:
Prevención médica y nutricional
- Evaluación de densidad ósea mediante densitometría (especialmente en mujeres postmenopáusicas)
- Suplementación con vitamina D y calcio cuando sea necesario
- Incorporación de creatina, magnesio y colágeno según el caso
- Ejercicio regular con énfasis en entrenamiento de fuerza y resistencia
- En algunos casos, tratamiento farmacológico (bifosfonatos, SERM, análogos de PTH) según criterio médico
Tratamientos estéticos complementarios
Desde el punto de vista de la medicina estética facial, podemos ayudar a reponer soporte estructural y mejorar la calidad de los tejidos blandos mediante técnicas como:
Ácido hialurónico estructural
- Se utiliza para compensar la pérdida de soporte óseo y volumen facial, especialmente en pómulos, mentón y sienes.
- Aplicado con criterio médico, permite mejorar el contorno facial sin artificialidad.
Estimuladores de colágeno (polinucleótidos, hidroxiapatita cálcica)
- Ayudan a reconstituir la matriz dérmica en zonas debilitadas.
- Mejoran firmeza y densidad de forma progresiva y natural.
Bioestimulación regenerativa (PRP, exosomas)
- Potencian la regeneración del tejido cutáneo y aportan mejor textura y luminosidad.
Combinaciones personalizadas
- En algunos casos, se recomienda combinar inyecciones + radiofrecuencia + tratamiento antioxidante para reforzar resultados.
Preguntas frecuentes sobre osteoporosis y envejecimiento facial
¿La pérdida de hueso facial se puede revertir?
No completamente, pero sí puede compensarse estéticamente con técnicas que reestructuran el volumen facial y refuerzan los tejidos.
¿Tiene sentido hacerse un tratamiento facial si hay osteoporosis?
Sí, siempre que se adapte al estado general del paciente. De hecho, puede mejorar la autoestima y la armonía facial de forma segura.
¿Qué zona del rostro se ve más afectada por la pérdida ósea?
Principalmente pómulos, sienes, maxilar y mentón. Son zonas donde el soporte es esencial para mantener la juventud del rostro.
¿Qué edad es recomendable para empezar a prevenir la pérdida ósea?
Idealmente desde la perimenopausia (alrededor de los 45 años), pero nunca es tarde para empezar a cuidar tu salud ósea y facial.
¿Existe alguna relación entre masa muscular y hueso?
Sí. A mayor masa muscular, mayor estímulo para mantener la densidad ósea. Por eso el ejercicio de fuerza es clave en esta etapa.
Envejecer con estructura: más allá de la piel
El envejecimiento no empieza en la superficie. Cuidar tus huesos es cuidar también tu rostro, tu postura, tu energía y tu bienestar futuro. La medicina estética facial, en este contexto, puede ser una herramienta complementaria para devolver equilibrio, volumen y naturalidad a un rostro que ha perdido soporte por causas óseas.
¿Quieres saber si tus cambios faciales están relacionados con la pérdida ósea o con otros factores? Reserva tu consulta en la Clínica Pérez Sevilla y valoraremos tu caso de forma integral, para diseñar un tratamiento que tenga en cuenta tanto la estética como la salud de tu estructura facial.




