La periodista Karelia Vázquez contó con mi opinión para un artículo en el que analiza la creciente insatisfacción estética desde la pandemia, por el uso de las cámaras de portátiles, tablets y móviles para las videoconferencias.
Es una realidad que en los últimos meses hay un creciente número de pacientes que acuden a la consulta preocupados por la imagen que dan a través de la cámara. Estos dispositivos distorsionan la imagen, por la luz, por la posición… dando lugar a deformidades que, en realidad, no lo son tanto.
En general, las cámaras de estos dispositivos aumentan el volumen en zonas como la papada. Además, acentúan las ojeras y las bolsas e incluso hacen que se marquen más pliegues y arrugas en zonas como el surco nasogeniano.