La periodista Isabel Salinas trata en Vanitatis un tema sobre el que ya he hablado en otros medios: la huella estética.
Me gusta hacer una diferenciación entre la huella estética por residuo o acumulación de producto, que puede tener una connotación negativa cuando los tratamientos no se han ejecutado de un modo correcto o se ha producido un exceso de tratamientos en espacios de tiempo cortos, y que puede conllevar que el organismo no haya podido absorber por completo el producto; y la huella estética que procede de la regeneración de los tejidos como consecuencia de los cuidados y efectos positivos de los productos inyectados.
Este último caso es positivo. En manos de profesionales, con tratamiento adecuados, podemos guiar el envejecimiento con protocolos orientados a mejorar las proporciones faciales o la calidad de la piel. Ponerse en manos de un buen profesional y dejarnos aconsejar por él es clave para usar los tratamientos de medicina estética con un fin beneficioso para nosotros.
Aquí os dejo enlace al artículo completo en Vanitatis