El retinol forma parte de los rituales de belleza de las mujeres desde hace 40 años, pero, aun así, existen multitud de dudas sobre sus efectos y la forma de aplicarlo. Estas son las preguntas más repetidas:
¿Qué es el retinol?
La familia de los retinoides son derivados de la vitamina A, el renovador de la piel por excelencia.
El retinol es uno de los más comunes ya que aparece entre los ingredientes de muchísimos cosméticos. Al ser también uno de los más veteranos, existen multitud de estudios médicos que avalan su eficacia, colocándolo así en el pódium de los productos antienvejecimiento.
¿Cómo funciona el retinol?
El retinol tiene la capacidad de estimular la producción natural de colágeno y ácido hialurónico. Con la edad, estos van disminuyendo, motivo por el cuál las arrugas empiezan a aparecer al igual que las manchas y otros síntomas del fotoenvejecimiento.
Así pues, aportar a la piel retinol que es ayudarle a luchar contra los signos de la edad.
Su “súper poder” radica en su capacidad de penetración, ya que consigue llegar hasta las capas más profundas de la dermis consiguiendo una renovación celular desde el interior.
¿Qué me aporta?
Bien utilizado y siguiendo los criterios de un especialista, el retinol puede hacer magia en tu piel.
Por un lado, combate las arrugas, gracias a su función antioxidante, pero también es capaz de conseguir un tono uniforme gracias a su efecto despigmentante.
Eliminando manchas obtenemos una piel más uniforme y por lo tanto esa sensación de jugosidad que tanto se envidia de las pieles jóvenes.
¿Cómo se cuál es el que yo necesito?
En el mercado hay multitud de productos cuyo empaquetado destaca la palabra retinol, pero ni todos son efectivos, ni todos valen para todo tipo de piel.
La concentración del principio activo es la clave. Debido a que suele irritar, lo más apropiado es comenzar poco a poco y apostar por una concentración baja. Esto no quiere decir que vaya a ser menos efectivo, sino que tu piel lo va a tolerar mejor.
Varios estudios han demostrado que concentraciones tan bajas como un 0,01% pueden ser eficaces. Un porcentaje en torno a al 0,5 % ya se considera medio y, obviamente, los resultados suelen ser más rápidamente visibles.
Por último, encontramos productos que llegan al 1%. Estos pueden llegar a ser muy agresivos con las arrugas, pero también con la piel por lo que el consejo de los expertos es empezar poco a poco.
Asimismo es aconsejable que, a medida que aumentamos la concentración, espaciemos el tiempo de aplicación. Es decir, empezar por una vez a la semana e ir intercalando días paulatinamente si vemos que nuestra piel lo tolera.
La concentración máxima permitida en Europa es del 0,3%.
Además de la concentración, nos puede ayudar a decantarnos por un producto u otro, el resto de ingredientes que le acompañan. Así, una baja concentración de retinol se puede compensar con otros antioxidantes como la vitamina C, el Té verde o la semilla de uva. ¡La unión también hace la fuerza!
¿El retinol tiene efectos secundarios?
Sí. Y esta es la cara B del retinol y por la que tanto cuidado hay que tener en cuenta a la hora de elegir un producto.
A pesar de que los nuevos estudios y ensayos clínicos van encaminados a reducir el problema, el retinol puede ser altamente irritante, sobre todo en pieles sensibles o con una enfermedad previa como puede ser la rosácea. Así pues, debe ser un especialista el que defina la concentración necesaria para cada piel.
Además, se trata de un compuesto fotosensible, por lo que se recomienda utilizarlo por la noche para evitar la exposición solar. Aun así, debido al su largo periodo de actuación, es imprescindible utilizar un factor alto de protección solar mientas se lleva a cabo el tratamiento.
Por último, hay que señalar que no está indicado para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ya que es una sustancia que puede penetrar por la piel y llegar al feto.