Las manchas en la piel son una de las principales preocupaciones estéticas porque tarde o temprano terminan por aparecer; además, eliminarlas supone un auténtico reto. El primer paso es identificarlas y conocer su origen, porque no todas las manchas son iguales. Además, cada una responde mejor a uno u otro tratamiento.
¿Qué son?
Son zonas de la piel con hiperpigmentación producida por exceso de melanina. Son indoloras y, normalmente, inofensivas, pero siempre es conveniente el seguimiento médico para descartar lesiones de mayor importancia.
Los diferentes tipos de manchas en la piel
Las manchas más comunes en el rostro son cuatro: pecas, melasma, lentigos e hiperpigmentación postinflamatoria.
El melasma, las pecas y los lentigos pueden deberse al sol, las hormonas y factores hereditarios. La hiperpigmentación postinflamatoria se deriva de las marcas y heridas del acné.
- Las pecas son las más comunes y fáciles de reconocer. Cuentan con un reducido tamaño y una tonalidad marrón, provocada por una microlesión debida a la acumulación de pigmento. Suelen aparecer en personas de piel clara y su único inconveniente podría ser estético, no suponiendo ningún riesgo para la salud.
- Los lentigos solares son pequeñas manchas de tonalidad marrón variable. Son muy parecidas a las pecas, la diferencia es que estas aparecen como consecuencia del paso del tiempo y de la exposición solar continuada. El termino lentigo hace referencia a su similitud con la forma y color de una lenteja. Su tamaño oscila entre los pocos milímetros hasta los 2 cm. La mayoría de ellas son benignas, pero suelen resultar poco estéticas.
- El melasma, habitual, sobre todo en mujeres, es una pigmentación facial que suele seguir un patrón simétrico en frente, labio superior y mejillas. Es de origen hormonal y empeora con el sol, aunque la radiación no es su causa directa. En ocasiones es muy resistente al tratamiento.
- La hiperpigmentación postinflamatoria es una mancha que se produce en la piel después de un proceso inflamatorio. Puede afectar a la cara y al cuerpo, sobre todo a las zonas expuestas a la radiación UV. Es más frecuente en pieles oscuras, aunque no es exclusiva de ellas.
¿Cómo prevenir la aparición de las manchas en la piel?
Es fundamental prevenir la aparición de las manchas en la piel y, para ello, es fundamental utilizar cremas con un factor de protección muy alto (SPF50+) en las horas de mayor exposición solar, aunque la fotoprotección hay que aplicarla siempre, incluso en días nublados. También es beneficioso recurrir a otras medidas, como sombreros de ala ancha, pañuelos, ropa larga, gafas de sol…
Otra opción es ayudarte de fotoprotectores orales, los cuales podrán ser recomendados por el dermatólogo, si lo considera, para reducir el daño solar gracias a sus antioxidantes y extracto de Polypodium leucotomos. Sin embargo, es importante recordar que estos fotoprotectores orales no sustituyen nunca a los fotoprotectores en crema y al resto de medidas, sino que son un complemento a ellas.
Además, es importante evitar tocar los granos, ya que pueden dejar marcas, difíciles de eliminar que, al exponerse al sol, se oscurecerán, convirtiéndose en manchas.
¿Cuál es el mejor tratamiento para cada tipo de mancha?
Para tratar en casa las manchas en la piel, hay que usar cosméticos despigmentantes y exfoliantes para dejar la piel lo más lisa y homogénea posible, así como tratamientos antioxidantes. Algunos de los activos que pueden ayudar a reducir las manchas son el ácido kójico, la hidroquinona, la niacinamida, el phe-resorcinol, el ácido glicólico, el ácido tranexámico, la vitamina C, etc.
Cuando las manchas ya llevan mucho tiempo, hay que recurrir a tratamientos médico-estéticos como el peeling médico, el láser, etc. Pero es importante seguir utilizando a diario la protección solar y los tratamientos despigmentantes en casa.
A la hora de elegir el mejor tratamiento, aunque será el experto el que determine el protocolo más eficaz para cada paciente, en líneas generales, podemos decir que los lentigos solares responden muy bien al láser, las manchas postinflamatorias y el melasma deben tratarse con despigmentantes tópicos y peelings, reservando láseres específicos como tratamiento complementario.
- Despigmentantes tópicos: inhiben la producción de melanina, es decir, el pigmento que da color a la piel.
- Despigmentantes orales: a veces este tratamiento es necesario en casos de melasma severo, cuando los tópicos no son suficientes, y también bloquean la producción de melanina.
- Retinol: facilita la penetración de los activos despigmentantes y renueva la piel.
- Antioxidantes: protegen de los radicales libres que muchas veces producen hiperpigmentación en la piel.
- Peelings químicos: exfolian las capas más superficiales de la piel dejando al descubierto una piel más clara y más uniforme.
- Láser: eliminan lentigos solares y a veces son buen complemento para el tratamiento del melasma. Los láseres más eficaces para tratar lesiones pigmentadas son los que llamamos Q-switched, pues emiten pulsos de alta energía, pero muy cortos, dando lugar a una ruptura de la melanina sin dañar la piel de alrededor sana. En general los resultados son muy buenos desde la primera sesión, aunque hay casos más complicados que requieren más sesiones y más tiempo, pudiendo necesitarse 2-5 sesiones espaciadas por 1-2 meses.
- Luz pulsada: es eficaz para el fotoenvejecimiento facial, del escote o de las manos, así como para los lentigos solares (también para lesiones vasculares). Además, otro beneficio es que mejora la calidad de la piel de forma global, produciendo luminosidad y estimulando la producción de colágeno, es decir, mejorando la textura como el poro dilatado o las arrugas superficiales. Se recomiendan 2-3 sesiones el primer año, y posteriormente una sesión anual de mantenimiento. Las sesiones pueden realizarse cada 3-4 semanas.
Doctora Arantxa Arana Raja, especialista en dermatología estética en la Clínica Doctora Pérez Sevilla.